Enfrentando los miedos en mi viaje

“Ya no hay miedos que puedan hacerme caer”.
Wow, han pasado 14 años desde que comencé mi viaje para embarcarme en una nueva vida en Irlanda. El país en el que me mudé de India, cuando tenía 21 años. miedos a lo desconocido, cargando solo un bolso y acompañada de mi nuevo esposo, con quien me había casado solo 24 días antes. Él era un residente aquí. Estuve con él para comenzar nuestra vida de casados.
Asistí a un taller de Caroline Myss a principios de este año. Algo que ella dijo se me quedó grabado “si mis abuelos pueden venir con un rayo de esperanza desde Polonia en barco a los Estados Unidos y establecerse, no hay otro temor que les pueda fallar”.
Lo que me quedó grabado, ya que llegó con el mismo rayo de luz desde la India hasta Irlanda. En las costumbres indias, en general, cuando las niñas se casan (en matrimonios arreglados como el mío) estás atado a la vida de tu hombre hasta la muerte. No hay vuelta atrás. Este es un hábito con el que crecí y sabía que mi vida es solo una parte del pasado y no el pasado.
Estas palabras también me hicieron pensar que ya no tengo miedo de caer. Ya he cruzado mi más grande en el pasado, y son solo mis puntos fuertes los que me harán avanzar. Conquisté mi miedo a la temprana edad de 21 años y espero que nada sea más difícil y, por supuesto, puedo conquistar cualquier otra cosa que enfrente. Esta declaración me ayudó mucho este año a dejar ir mis miedos, y si hay un pensamiento de miedo, recordaré el día que volé por primera vez a Irlanda con mi esposo; Y sigo adelante con una sonrisa.
En ese momento, todo lo que tenía en mente era esperanza, confianza y un rayo de luz para ver el futuro más brillante de nuestro matrimonio y unión. Confío en alguien con quien me casé hace solo 24 días, no sé más que mi yo de 21 años. La confianza es lo que nos mantiene en marcha, pero ¿no es asombroso cómo programamos nuestra mente para confiar siempre en alguien más y no en nosotros mismos? De niño a confiar en sus padres, luego en sus maestros, luego en sus amigos, en sus parejas y luego cuando críe a sus hijos. Pero nunca nosotros mismos. Solo para variar, CONFÍA en tu INTUICIÓN y observa qué sucede. Comience con los pasos del niño. Sí tu puedes.
Como pareja, pasamos por todos los altibajos como cualquier otra pareja, pero la confianza es lo que siempre se mantiene en esta relación. Confiar en los demás y confiar en nuestra relación.
Si alguien que lee esto resuena con esta historia y ha estado en el mismo viaje, apréciese y sonría ante sus miedos. Tus miedos siempre se reducen cuando sobrevives a las vibraciones de tus sonrisas, así como a la confianza en tus intuiciones personales. Si no lo haces, nadie lo hará.